miércoles, 27 de febrero de 2008


Existe en mi ciudad un pequeño parque no demasiado transitado al que se accede através de una "A" gigante. Del césped brotan, esculpidos en piedra, paréntesis, comas, puntos y otros signos de puntuación. Este Poema Visual Transitable es creación de Joan Brossa, el poeta que, en mi modesta opinión, mejor ha sabido expresar el sentido poético, el significado y la belleza gráfica que las letras tienen o pueden tener por sí mismas.

Cuando Óscar Villán me propuso colaborar en la colección "Alfabetos" que está editando Kalandraka, la primera imagen que vino a mi cabeza fue la de iniciar un viaje partiendo de esa "A" y, como la primera idea suele ser la más buena, descarté otras posibilidades.

Lejos de pretender imitar al poeta y decidido a emprender un viaje, no pude evitar pensar en el movimiento romántico del XVIII, en su idea de libertad, de búsqueda constante del conocimiento, de acercamiento a la naturaleza y, más pronto que tarde, enseguida vino a mi memoria la obra pictórica de Friedrich.
Éstos fueron los puntos de partida básicos pero, claro, ni yo soy un pintor romántico ni tampoco un poeta de altura. Entonces... ¿cómo narrar con imágenes mi propio viaje? Encontré la solución en el collage digital, usar las imágenes archivadas de algunos lugares por los que he pasado y construir un nuevo paisaje, una nueva aventura donde las letras son punto de partida y de destino. En la narración, como cuando explicas tus vacaciones en el bar, decidí equivocarme premeditamente, confundir los lugares, aumentar las proporciones de algunos especímes en el más puro estilo serie B, convertir la entrada de un museo en un antiguo templo olvidado, navegar en barcos que en realidad son maquetas o recuperar trenes de traqueteo olvidado.

No os equivoqueis, quizás las estampas que componen mi primer libro como autor puedan parecer una falsedad pero os aseguro que las he visto porque he estado. Magnificar las experiencias del viaje no es mentir, es sólo añadir estímulos para seguir viajando.